El pasado 12 de octubre celebramos el Día de las Culturas, fecha en la que se conmemora no solo 522 años de la llegada de los españoles a América sino, además, el ingreso a nuestro país, a partir de este hecho, de diversos grupos étnicos.  El contacto entre estos grupos favoreció un mestizaje no solo genético sino cultural en aspectos como música, arte, comida, educación, religión, tradiciones y costumbres.

El proceso no fue del todo pacífico y bien recibido por las partes, pero sabemos que históricamente parte de nuestra identidad actual fue influenciada por éste encuentro. Otros aspectos que se destacas en esta efeméride son las diversas interacciones entre las etnias que conforman nuestro legado genético y cultural.

En la actualidad, vivimos día a día rodeados de diversidad, y es que, si lo pensamos, todas las personas tenemos nuestras “costumbres” distintas, aprendidas desde el núcleo de la familia, y es ahí dónde vemos, por ejemplo, que en cada una las festividades se celebran de diversas maneras.

Estas diferencias no nos son tan notorias; como es el caso de la presencia de foráneos de otros países en nuestra comunidad, y en nuestras aulas, en dónde es común encontrar a estudiantes de nacionalidades diferentes, compartiendo el salón de clase con los demás niños, estudiantes nicaragüenses, colombianos, peruanos, panameños, chinos, españoles, entre otros y ¿porqué irnos a otras fronteras? ¿Qué hay de los que nos visitan de la zona rural o viceversa, y los indígenas? Acaso, ¿no podemos llamar a eso también: encuentro cultural?

Como facilitadores del aprendizaje debemos procurar que nuestros niños conciban estos encuentros como una experiencia de enriquecimiento y no como vehículo para la burla, la exclusión, la discriminación o el bullying.  ¿Qué podemos aprender unos de otros?

Todos tenemos algo que aportar, y estas características, lejos de ser un impedimento para la socialización, deben ser medios para el fortalecimiento de valores de convivencia y el aprendizaje en práctica de conceptos culturales distintos a los que estamos habituados.

Hay muchísimas actividades que podríamos aplicar en la clase, la creatividad no tiene limite, pero es importante que hagamos esos espacios posibles, encuentros en los que nuestros niños puedan expresar sus dudas, compartir sus vivencias, reflexionar y cuestionar acerca de los encuentros culturales de los que somos parte hoy en día, teniendo como objetivo la promoción de la convivencia, la igualdad social, el respeto a la diferencia y la justicia.

Autora: Karla Valerio Rovira